Jun 28 2010

ASANBER presenta alegaciones a la Modificación del Plan General en la Trinidad

La Asociación del Barrio San Bernardo «ASANBER»  ha presentado alegaciones a la Modificación Puntual nº 2.5 del Plan General de Ordenación Urbana, consistente en la Modificación de la ficha ficha 22 del Catálogo de Edificios de Interés. El Ayuntamiento de Salamanca ha dado su aprobación inicial a esta modificación y ha abierto un plazo de alegaciones que termina el próximo 30 de junio del presente año.

La propuesta de Modificación fue presentada por la Fundación Hospital General de la Santísima Trinidad y en ella se alega como único motivo para la misma un supuesto estudio de funcionalidad de sus instalaciones. Una razón de muy poco peso que no justifica una modificación de este tipo, puesto que cualquier estudio de funcionalidad de una entidad privada (como es el caso que tratamos) no puede dar pie a modificaciones del PGOU que en nada benefician al bien común, sino todo lo contrario. Se aduce por parte de la Fundación que la Modificación no incrementa la edificabilidad, que respeta la edificación histórica y que supone un mejor estudio volumétrico, al demoler zonas obsoletas. Es cierto que no aumenta la edificabilidad total de la parcela, pero sí aumenta la edificabilidad en el edificio del Hospital, pues se van a demoler edificios que ocupan 193 m2 y, a cambio, se construyen 674 m2. El sencillo y elegante edificio de finales del siglo XIX, con su fachada longitudinal y sus cuerpos transversales, (tal y como lo define la ficha del Catálogo) ha ido creciendo de una manera descomunal y resulta ahora irreconocible, producto de la dejadez e irresponsabilidad de tiempos pasados, de los que parece que no hemos aprendido o querido aprender nada. Seguir añadiendo cuerpos al edificio significa, lisa y llanamente, destrozarlo. Basta con observar la catalogación del mismo, que tenía protección integral en el Plan de 1984 para pasar a protección estructural en el de 2004. Argumentar que se respeta la edificación histórica con la Modificación aprobada provoca sonrojo y carece de toda base.

De salir adelante esta Modificación, las generaciones futuras la recordarán como otro paso más en el bárbaro proceso de destrucción de nuestro patrimonio, al igual que recordamos otros desastres ocurridos a lo largo de la historia. El construir en la trasera, tal y como se ha ido haciendo a lo largo de los años, no deja de ser un proceso de deformación de un edificio que merecería una propuestas mucho más enfocadas a la recuperación de la imagen primigenia del Hospital, más acordes con su valor histórico, en vez de ir sumando y pegando edificaciones.

Resulta difícil de entender que el Ayuntamiento dedique dinero y esfuerzos a elaborar un Catálogo de Edificios de Interés para después ir desprotegiendo, sin prisa, pero sin pausa, los edificios catalogados, atendiendo a razones tan poco fundamentadas como el caso que nos ocupa. También expone la Fundación en su argumentario que pretende convertir las traseras, ahora muy deterioradas, en una nueva fachada. Es cierto que algunos de los añadidos tienen muy poca calidad y es, no sólo conveniente, sino necesario, derribarlos, pero resulta muy poco coherente este propósito de crear una nueva fachada con el aberrante hecho de haber dado el visto bueno para elevar la calle de Nueva Apertura y su perpendicular, lo que conlleva que el edificio quede parcialmente hundido, con lo que difícilmente podrá presentar una fachada homogénea y digna. Ambos argumentos (el crear una nueva fachada y el permitir la elevación de la calle) resultan totalmente contradictorios y ponen en evidencia la nula fundamentación de la Modificación propuesta, que sólo persigue intereses particulares y egoístas, sin ninguna preocupación por el bien común y el interés público.

La zona verde que rodeaba el Hospital (que contaba con un “arbolado de gran porte”, como reconocía la ficha del anterior Plan General) ha desaparecido. Se taló toda esta zona tras la cesión de la parcela delantera para construir el aparcamiento «semi»-subterráneo (que oculta el edificio, como si nos avergonzáramos del mismo, cuando se trata de una construcción realmente bella). Mucho más beneficioso para el Hospital habría sido mantener toda la zona ajardinada y arbolada, que aislaba de ruidos, amortiguaba la contaminación y alegraba la vista de los pacientes y visitantes. En vez de proteger las zonas verdes, un tesoro que deberíamos cuidar con mimo en nuestra ciudad por su escasez, permitimos que vayan desapareciendo paulatinamente, al amparo de modificaciones tan poco fundamentadas como las que se han aprobado en este sector. Cuando se desarrollen las nuevas construcciones previstas, tanto en la Avenida de Villamayor como en la calle Nueva de San Bernardo, con tres y dos alturas respectivamente, el edificio histórico del Hospital quedará totalmente rodeado y oculto entre construcciones nuevas, salvo la fachada, que será lo único presentable. Un caso más de “fachadismo” en nuestra ciudad, esa nefasta tendencia que ha ido destruyendo el patrimonio histórico de tantos lugares y que está considerada como uno de los mayores enemigos de la autenticidad del Patrimonio cultural por todos los organismos internacionales que trabajan en el tema.

Por todas estas razones, hemos solicitado que se rechace la Modificación Puntual nº 2.5 del Plan General de Ordenación Urbana, consistente en la Modificación de la ficha 22 del Catálogo de Edificios de Interés, por responder a los simples intereses codiciosos de una entidad privada, (que debería ser la encargada de velar por la integridad y autenticidad de un edificio histórico digno de respeto y cuidado); por carecer de todo interés público; por suponer una degradación aún mayor de un edificio histórico catalogado que necesita ser conservado y protegido convenientemente; y por suponer la destrucción total de una de las zonas verdes de la ciudad, un patrimonio que deberíamos apreciar, mantener y cuidar.

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