El día de ayer, 19 de mayo, tuvo lugar un viaje cultural organizado por la Asociación «ASANBER» en el que nos acercamos a la villa de Aguilar de Campoo, en el norte de la provincia de Palencia, para visitar la Exposición de Las Edades del Hombre, que tiene su sede en este bonito pueblo durante el presente año 2018.

Mons Dei es el título que se ha otorgado a la edición de este año, en un guiño a la ubicación de Aguilar, en la montaña palentina.

Además de la visita a las dos sedes en la que está ubicada la Exposición (la Iglesia de Santa Cecilia y la Colegiata de San Miguel), pudimos disfrutar del resto del amplio patrimonio con que cuenta la villa galletera.

Por la tarde, nos acercamos a visitar la Real Abadía Cisterciense de Santa María y San Andrés, más conocida como San Andrés de Arroyo, donde pudimos apreciar el impresionante y espectacular claustro medieval que ha hecho famoso a este convento.

La plaza de Volta, ya utilizada como aparcamiento de vehículos durante los últimos años, ha sido remodelada para dar cabida a un todavía mayor número de coches.

Desde la Asociaciación del Barrio habíamos pedido, dentro de la partida destinada a los presupuestos participativos, que la plaza se convirtiera en una zona ajardinada, a la que pudieran acudir los vecinos para disfrutar en los meses de buen tiempo. Lo único que hemos obtenido es esta enorme superficie de asfalto, llena de vehículos aparcados. Eso sí, hay un pequeño toque «ecológico», con los 4 árboles que se han colocado en la mediana que separa las zonas de aparcamiento.

Resulta totalmente injustificable y anacrónica esta obra, que ha costado bastante dinero y que no sirve para resolver nada, salvo aumentar el tráfico en el barrio y hacer que la contaminación siga creciendo. Cuando se planteó la construcción del aparcamiento subterráneo en el antiguo «Victoria Adrados» se adujo como justificación del mismo la necesidad de quitar coches de las calles. ¡Mayor contradicción no es posible! Además de construir el aparcamiento subterráneo, nos dedicamos a incrementar las plazas de aparcamiento en el barrio (como ha ocurrido en las calles Tórtola y Gamo y la plaza de las Cigüeñas).

Está claro que, con estas actuaciones, no contribuimos en absoluto a mejorar la calidad de vida del barrio y de los vecinos que lo habitan. Más bien, todo lo contrario: más tráfico, más ruido, más contaminación, menos zonas verdes. ¿Es así como queremos hacer una ciudad más agradable?