Hoy lunes en Tribuna de Salamanca dedican el espacio de los barrios a nuestro barrio. Entre las reivindicaciones comentadas al periódico destaca la propuesta de las «miniresidencias», que no es nueva, puesto que ya en otras ocasiones ha sido expuesta públicamente. La diferencia es que el tiempo ha pasado y sigue pasando.

En estos días, es posible ver anuncios en las paredes de edificios del barrio donde se nos ofrece la posibilidad de comprar hurones, tal y como podemos ver en la foto.

Dejando a un lado la falta gramatical que se observa en el anuncio, uno se pregunta ¿a quién le puede interesar un hurón? Es cierto que se ofrece en las tiendas de mascotas como animal de compañía, pero no parece muy recomendable, por los problemas que plantea. Salvo que nos pongamos como objetivo el utilizarlo para coger conejos (una actividad que necesita de los permisos correspondientes) no se acaba de entender la utilidad de esta oferta. Aunque, como dice el saber popular, para gustos, los colores.

Lo que está claro es que hay gente para todo y, si se ofrece este tipo de animales, es porque hay demanda. Además, hasta se hacen las fotocopias en color, lo que supone un gasto no despreciable.

Los operarios están dando los últimos toques a la señalización de las calles, que han recibido estos últimos días la correspondiente capa de pintura para marcar los pasos de cebra, zonas de aparcamiento, direcciones obligatorias, etc.

Lo lamentable de esta campaña de asfaltado es que se haya limitado a ciertas calles, quedando fuera de la misma otras que también necesitaban esa capa de betún. Basta pasar por las calles Vecinos o Volta, por poner algún ejemplo, para ver que el estado del firme deja muchísimo que desear y que el asfaltado lo necesitan tanto como las calles que han resultado agraciadas con esta operación.

Vecindario nº 62

Los cartelones que se colocaron al inicio de las obras de renovación de redes ya sobran. Las obras han concluido hace tiempo, pero los cartelones que las anuncian siguen ahí, esperando que algún alma caritativa se acuerde de ellos y venga a retirarlos antes de que se vengan abajo ellos solos.

Del mismo modo en que se apresuran tanto a colocar estos aparatosos y casi innecesarios cartelones deberían también darse prisa en retirarlos una vez finalizadas las obras. No son más que unos enormes estorbos que sólo pueden dar pie a alguna clase de accidente, bien por tropezar con ellos o porque se vengan abajo en el momento menos pensado.