La Fundación del Hospital General de la Santísima Trinidad ha presentado en el ayuntamiento un escrito en el que solicita modificar el Plan General de Ordenación Urbana en la parcela que ocupa.

El Hospital figura en el Catalogo de Edificios de Interés y cuenta, por ello, con una ficha, la número 22, en la que se detallan la ocupación, las alturas así como las obras permitidas en el edificio.

Los responsables de la Fundación, aprovechando que el Ayuntamiento va a abrir una nueva calle que comunique la Avenida de Villamayor con la Calle Nueva de San Bernardo, quieren derribar parte de los edificios de la trasera para construir otros nuevos. Aducen que los añadidos de la parte de atrás son de muy mala calidad y desdicen del resto del edificio. Además, plantean un nuevo acabado de esa parte del Hospital, que genere una nueva fachada de cara a la nueva calle que va a surgir.

Si bien es cierto que la trasera del Hospital es un auténtico desastre y que los edificios que se han ido añadiendo son realmente horrorosos, nos da miedo cuando vemos en la solicitud una serie de cambios que afectan a las alturas y ocupación de la parcela,  o cuando se habla de una edificabilidad restante de casi 2.700 metros cuadrados. Normalmente todo este tipo de operaciones urbanísticas han tenido unos nefastos resultados, pues han traído consigo la pérdida de espacios libres, un aprovechamiento excesivo del suelo y un impacto bastante negativo en la zona donde se ubican.

A falta de conocer con detalle todas las modificaciones que puedan ser aceptadas por el Ayuntamiento, pedimos que se respete al máximo una construcción que ha sufrido ya todo tipo de atropellos, con la supresión de la zona ajardinada para construir el aparcamiento subterráneo o la segregación  de la parte trasera de la finca para dar pie a la inmensa aberración que se está levantando en esa parte, destrozando la vida de los vecinos de la calle Alarcón y aledañas.

Los datos que facilita el Boletín Trimestral del Coyuntura que elabora el Ayuntamiento de Salamanca evidencian que el barrio prosigue con su marcha descendente. Un proceso lento, pero continuado, de pérdida de población y de reducción de la actividad económica.

Según los datos del citado Boletín, en Diciembre de 2009 la población del barrio era de 5769 personas, compuesta por un 55.2% de mujeres y un 44.8% de hombres.  El número de extranjeros residentes en el barrio San Bernardo era, a finales del año pasado, de 407 personas.

Sigue siendo bastante preocupante el hecho de que un 32.6% de los residentes tenga más de 64 años, lo que evidencia el envejecimiento imparable del barrio.

También son negativas las noticias con respecto a la actividad económica, que sigue bajando, al contabilizarse un total de 615 negocios en San Bernardo. Se trata, en este caso, de una cifra respetable, muy por encima de la media de otros barrios de la ciudad, aunque se haya reducido algo. La crisis económica que nos afecta a todos no podía pasar desapercibida en el barrio.

Hoy ha tenido lugar la iniciativa solidaria que todos los años organiza Manos Unidas para recaudar fondos y que todos conocemos como Operación Bocata.

El patio del colegio de los PP. Trinitarios ha sido, como ya es habitual en las últimas ediciones, uno de los puntos donde se ha podido colaborar con la iniciativa adquiriendo un bocadillo, con su correspondiente bebida, al módico precio de 3 euros. El dinero que se recauda este año irá destinado a la construcción de un hospital en Togo, uno de los países más pobres de África.

La nota negativa de esta actividad la ponen algunos grupos de jovencitos, que aprovechan la convocatoria para reunirse y organizar su particular botellón, ensuciando con desperdicios y restos de su «fiesta» los rincones de los edificios del barrio. Una imagen nada edificante, que empaña esta propuesta de ayuda a los más necesitados.

Los alumnos del taller de bailes de salón decidieron celebrar el martes de carnaval acudiendo a bailar disfrazados. Seguramente la clase no salió demasiado bien, por la dificultad de seguir los pasos con estos atuendos tan poco apropiados para el baile, pero lo que es seguro es que se lo pasaron muy bien y disfrutaron más que otros días, además de dar una nota de color y alegría. Tras la clase de baile, se fueron a tomar algo y celebrar este martes de carnaval, tal y como recoge la fotografía. Una bonita iniciativa que merece un gran aplauso.