Aunque parecía que la ciudad de Salamanca se iba a librar de las grandes nevadas que estaban cayendo por buena parte del territorio español, la mañana de hoy nos ha sorprendido con una espectacular nevada que ha cubierto de blanco toda la ciudad. El hecho de que hubiera helado la noche anterior y todo estuviera seco ayudó a que cuajara la nieve sobre parques, jardines, tejados y también en las calles y aceras, algo menos habitual.

La bonita estampa de la ciudad cubierta de copos ha traido consigo una gran alegría por parte de los niños (y algunos no tan niños), que han podido jugar con la nieve ytirarse bolas unos a otros. Y también han aparecido los habituales problemas que ocasionan estas situaciones: patinazos, caídas, coches cruzados, un caos enorme en el tráfico, retrasos junto con algún que otro improperio por parte de los impacientes habituales.

El autobús urbano ha sido uno de los grandes perjudicados, pues han tenido que suprimirse algunos recorridos, entre ellos el que llega al Campus «Miguel de Unamuno», por el peligro de accidentes de los vehículos, que patinaban peligrosamente en las cuestas.

Lo que ya no resulta comprensible ni justificable es el hecho de que los servicios de limpieza no hayan empezado a limpiar las aceras en cuanto ha dejado de caer la nieve, por el enorme peligro de que la nieve se hiele y haga imposible el tránsito peatonal o provoque multitud de caídas y fracturas.

Al igual que las carreteras son regadas con sal en abundancia y las máquinas quitanieves circulan arriba y abajo despejando las vías, se supone que la empresa concesionaria debería tener previsto este tipo de emergencias y empezar a actuar inmediatamente.  Esperar a que la nieve se derrita por sí sola no es una respuesta adecuada en estas situaciones.