Jun 04 2008

Más cemento

Al igual que Groucho Marx reclamaba más madera para conseguir que el tren siguiera su marcha, sabiendo que estaba destruyendo el tren mismo, el Ayuntamiento de Salamanca sigue empeñado en llenar las calles y plazas de cemento.

El último ejemplo lo podemos ver en la Plaza de las Cigüeñas, donde se ha procedido a enlosar unas zonas que, hasta ahora, eran de tierra. Si bien es cierto que estaban abandonadas y no contaban ni con césped ni con arbustos, el cubrirlas con cemento y losetas sólo sirve para facilitar las labores de limpieza, pero en nada beneficia al ciudadano ni mejora su calidad de vida.

Estos espacios bien podrían haber sido ajardinados, al igual que ocurre con otras partes de la plaza, con lo que los vecinos contarían con más zona verde, que, además de refrescar la temperatura en los meses de verano, alegra la vista y purifica el aire. El cemento, en cambio, retiene el calor y hace que suban las temperaturas. Seguro que los servicios de limpieza se alegran de estas «soluciones», pues les facilitan su trabajo. En cambio, los ciudadanos salimos perjudicados.

2 comentarios

2 comentarios para “Más cemento”

  1. julioel 05 Jun 2008 a las 2:52

    Pero qué práctico es don Julián. Lo ha adecentado para que los coches puedan aparcar sin mancharse las ruedas.

  2. blogsalamankel 06 Jun 2008 a las 15:37

    Será una nueva forma de celebrar el día del medio ambiente. La verdad es que San Bernardo podría salir en un manual sobre despropósitos urbanísticos. Es inconcebible en la España de 2008 que aun haya ciudades con calles en las que reina el asfalto. Basta una vista aérea del barrio para que se te caiga el alma a los pies. Algunas zonas parecen un aparcamiento contínuo alquitranado del que emergen los edificios. Calles interiores de barrio si ningún tipo de carácter estructurante, que no van ni llevan a ninguna parte, con doble carril de 9 o 10 m en el que se cruzarían dos trailers bien holgadamente. Mientras tanto el espacio destinado a otros tráficos como peatones o bicis, queda reducido a la mínima expresión, como si no tuviese importancia. Calles peatonales que se han asfaltado cual carretera, zonas de terriza que se pavimentan, calles que por sistema son de doble sentido para los coches, alineaciones de árboles inexistentes, estacionamiento de vehículos indiscriminado, avenidas que se plantean como vías rápidas (Av. de Salamanca y av de Portugal) negando la integración de la misma en el barrio y la pacificación del tráfico en pos de una mayor velocidad de los coches y una merma en la seguridad de los peatones, pavimentos duros aquí y allá, falta de recorridos peatonales racionales, prioritarios y seguros. Nula calidad de los espacios de reunión y encuentro y falta de conexión a un inexistente sistema de espacios libres. Carencia de dotaciones de barrio de calidad salvo el centro de salud…

    ¿y qué les preocupa a los vecinos? Pues únicamente si tienen sitio para aparcar o si tienen acceso directo desde su calle con su coche a las vías rápidas de tráfico rodado que «rompen» el barrio.

    Las autoridades deberían ir por delante. De lo contrario la mentalidad de los habitantes del barrio queda anclada a la propia configuración de éste y lo que los vecinos demandarán será más espacio para aparcar o un acceso directo desde su calle con su coche a las vías rápidas de tráfico rodado que «rompen» la zona.

    ¿Por qué si vivimos en una ciudad con un tamaño ideal nos empeñamos en hacer que parezca una megalópolis invivible y adoptamos por movernos y vivirla como si esto fuera El Cairo o Madrid? «Mi coche, mi coche, mi coche… Mis problemas son dónde aparco mi coche, qué impedimentos le ponen a mi coche, por dónde puedo ir con mi coche, si con mi coche accedo rápidamente a las avenidas, si me han puesto un contenedor donde dejaba mi coche, si hay zona azul o no en mi calle…» ¿Pretenden decirme que en esta ciudad un alto porcentaje de la población necesita el coche o que la forma más cómoda de acceder al centro de la ciudad es utilizando el coche?

    Qué pena que a los vecinos no les preocupe tanto si hay o no árboles en su calle que regulen la temperatura de su casa y limpien un poco el ambiente, si cuentan con aceras de menos de un metro y llenas de baches, si sus hijos o ellos mismos pueden cruzar la calle de manera segura, si tienen un centro cívico, biblioteca o unas instalaciones deportivas en las que pasar su tiempo libre, si su calle es un jardín con vegetación y bancos en lugar de un pavimento contínuo de asfalto.

    El caso es que parece que es el urbanismo el que acaba transformando los hábitos de las personas y no al revés. La gente que se dedica a gestionar las ciudades debería tenerlo en cuenta en lugar de seguir atentando contra la calidad urbana y ambiental de la ciudad.

    Lo siento por el rollo.

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